NO MALGASTAR LA FUERZA

Los que hemos vivido y nacido con la dictadura, llegada la democracia nos llenó de esperanza e ilusión, dos sentimientos estos muy importantes para vivir y luchar la vida con alegría y fuerza, que hacen que se minimicen los problemas y te ayuden a soñar con un prometedor futuro, como así fue en realidad en un principio, hasta que hemos llegado a un tiempo donde dichos sentimientos, los hemos cambiado por otros muy diferentes y preocupantes.

Esta perdida de esperanza e ilusión, es consecuencia de la nula confianza que  tenemos en nuestros gobernantes, confianza que se ha debilitado, al tener que escuchar tantas veces como hemos sido llamados a votar, unos discursos de los elegibles cargados de ofertas y promesas todas ellas muy bonitas. Promesas que cuando tienen el poder y los medios para intentar hacerlas realidad son incapaces de cumplir. Llegados a este punto se encargan de informar y explicarnos el porqué no se han podido lograr, y claro está, la culpa de los incumplimientos siempre es del otro, llegando gobierno y oposición a un intercambio de acusaciones, que tienen tanta eficacia como mal gusto, eso si, hacen que la mayoría de españoles sintamos vergüenza de nuestros representantes.

La ineficacia e impotencia que nuestros dirigentes nos demuestran cuando están gobernando, la definió muy bien Miguel Delibes en una frase que decía: "Cuando a las gentes les faltan músculos en los brazos, les sobran en la lengua", que aplicándola a los políticos cuando están en campaña, resulta muy elocuente, al igual que a las salidas de tono, insultos y descalificaciones de mal gusto empleados en el Congreso, una energía que todos desearíamos emplearan los Diputados para solucionar alguno de los muchos problemas que tenemos, y que tan pocos argumentos nos ofrecen para solucionarlos.

Como he dicho al principio somos relativamente jóvenes en democracia, pero si nos remontamos miles de años en la historia, podemos comprobar que las libertades siempre han tenido dificultades para aplicarlas, la culpa de esto no se le puede dar a nadie en concreto, porque la tenemos todos. Sintetizaré lo dicho con una parábola del principio de nuestra era, que reza así: ... Y entonces Pilatos preguntó a la multitud: - ¿ A quien suelto?. El pueblo clamaba: - "A Barrabás, el ladrón". Y tras más de 2000 años, el pueblo sigue eligiendo a los Ladrones.


Cosme Castán