EL CASTILLO DE FANTOVA

El lugar de Fantova y su valle con el mismo nombre, según la toponimia es muy probable sean de origen romano, deducido por su nominación, al estar relacionada con las termas romanas que en la antigüedad había en el altiplano de Abenozas, donde hoy se rinde culto a la Virgen de los Baños, cuyo nombre también parece proceder del mismo origen, por lo de "fonte touva", termas que en el siglo XVII cuando se edifica la ermita de la Virgen de los Baños adquieren su nombre, hoy no queda ningún vestigio que confirme las citadas termas o baños, si se sabe que hace varias décadas afloraron restos de mármol que se supone procedían de las termas.

 

El castillo de Fantova, toma el nombre del pueblo o lugar donde se edifica, antes del castillo se construye Fantova y la iglesia de Santa Cecilia, su conjunto pasará a definirse como una entidad denominada "burgo", (núcleo fortificado o fuerte de una población medieval, en este caso compuesto por un castillo, una iglesia y una serie de dependencias) que fue en su tiempo uno de los bastiones o baluartes defensivos más importantes en la comarca ribagorzana. Con posterioridad, la conquista musulmana de la Península establece sus límites más al norte en las plazas de Graus, Lascuarre o Benabarre, y comienza a crearse una tierra de éxodo sobre estos puntos, a la que se dirigen hispanos huidos de la dominación árabe

 

Desde el siglo IX se crean una serie de estados tapones, entre ellos el de Ribagorza, auspiciados por el poder del Reino de Toulouse con Carlomagno y sus sucesores, (el castillo de Fantova formaba parte de lo que se denominó como "La Marca Hispánica", que señalaban los límites o la frontera del territorio conquistado por los moros) en los que dominan señores locales, pero que paulatinamente van desarrollando cierta autonomía hasta convertirse en independientes. Este proceso se consolida en Ribagorza a mediados del siglo X, cuando ya Ramón II se considera conde, funda una diócesis propia en Roda de Isábena y comienza a repoblar el territorio para establecer una especie de frontera al poder musulmán, una de cuyas piezas clave es Fantova. Se consagra su iglesia de Santa Cecília en el 960, ya por el obispo de Roda, de nombre Odesindo. La sucesión familiar del Condado hace que a principios del siglo XI pase a manos de Guillermo Isarnez.

 

En el 1006 se conoce la invasión musulmana dirigida por el caudillo cordobés Abd Al Malik, (hijo de Almanzor) que arrasa gran parte de la comarca, pasando por varios poblados y llegando a su catedral Roda. En medio de su ruta se encontraba Fantova, enclave principal, pero que al parecer no sufriría la toma musulmana, ya que documentalmente no se conserva noticia alguna al respecto. Además de suponer residencia condal durante algún tiempo, albergó una guarnición militar reducida, que residía en la torre del conjunto.

 

Un conjunto que se compone de torre circular, de 20 metros de altura y dividida interiormente en varios pisos; uno o dos ciegos, de almacén; uno en alto para la puerta, a la que se accedería por una escalera de mano; una superior de vivienda, al que se llega por una escalera trazada en el interior del muro (de grandes proporciones, casi 2,5 metros de anchura), y dos superiores de defensa, de siete ventanas cada uno de ellos, y que irían cubiertas con cadalsos de madera y posiblemente, una cubierta circular, también de madera. La realización de la torre pertenece a maestros lombardos, posiblemente las mismas cuadrillas que trabajaron en otros monumentos de la zona y en el valle de Boí.

 

Los cadalsos en torres defensivas, eran necesarios para dominar mejor su base, evitando con ellos de forma más eficiente y segura la escalada del enemigo a la torre. Lógica su construcción sabiendo la anchura de los muros, y con el propósito de proteger mejor y de forma más eficiente y segura la defensa desde dicho cadalso que sobresalía del muro de la torre sobre un metro. 

 

En esta torre se aprecia el buen oficio de los maestros lombardos y dan clara muestra de las características de su arte, como son el aparejo en piedra similar al ladrillo, muy regular, o la bonita bóveda de arista que cierra la primera planta. Del mismo modo, se atribuye un significado mágico al hecho de que las aperturas de los pisos superiores sean siete en cada caso, número simbólico suma de otros dos, el cuatro y el tres, que en la Edad Media identificaban a la Tierra (evocando los cuatro elementos que la componen) y al Cielo, (por lo de la Santísima Trinidad) o sea, la totalidad, la perfección. Una perfección que se da en la propia construcción, no en vano los documentos de la época hablan de Fantova como la Ciudad o el Palacio. Formando parte del recinto, amurallado originariamente en su totalidad, también quedan la iglesia de Santa Cecilia, que ha sufrido varias remodelaciones desde el románico hasta el barroco; restos de la puerta en recodo del recinto, con su piso superior para el vigilante; un aljibe; y una serie de tumbas antropomorfas dispuestas entre la torre y la iglesia.

 

La panorámica que se divisa desde el castillo es preciosa, aunque da un poco de tristeza ver tanta ruina en unos pueblos que en su día estuvieron llenos de vida, que hoy sin conocer algo de su historia, es difícil imaginarlos esplendorosos y bellos como hasta hace 80 años fueron. Voy a dar unos datos de población que nos ayudarán a imaginarlos como antaño eran. En el valle destaca el barranco de Mingualas, bordeado de bosques verdes que conservan la belleza y armonía natural que perdieron los pueblos al quedar deshabitados.

 

Situándonos en un pasado reciente voy a enumerar las casas que estaban habitadas hasta mediados del siglo XX, que en Aguilar eran veinte casas esparcidas por todo el término. Siendo el núcleo urbano principal el compuesto por trece casas; Casa Agustín, Casa Agostina, Casa Cilio, Casa DonIcio, Casa Espona, Casa Joaquina, Casa Girón, Casa Lapena, Casa Panet, Casa Puntarrón, Casa Serena, Casa Tomás, Casa Tonet, en este grupo de casas está ubicada la iglesia Parroquial dedicada a Nuestra Señora de la Concepción, el Cementerio, La Abadía, La Escuela, y la Casa de la Maestra. Al sur encontramos Casa Simón al oeste Casa Casero, y al norte a una lejana distancia del núcleo principal, las llamadas Aldeas de Aguilar distribuidas en dos grupos, las Aldeas de Abajo, conocidas como "Es Camps" (Casa Betrán y Casa Calvera), y las Aldeas de Arriba, también conocidas como "La Torre" (Casa Puy, Casa Pocino y Casa Barrabés). Como curiosidad, las gentes del lugar llamaban a estas últimas casas "Los Tres Amigos del Alma", ya que estando juntas, tocando pared con pared, en un lugar solitario y alejados del pueblo su convivencia no era muy buena.

 

Casas de Abenozas de Arriba; Casetas, Maella, Serena, Sin y Bizén; Abenozas de Abajo; Ciutat, Fulgencio, Nieves, Raso, Solé, Tobeña y Toña, la iglesia con la advocación a San Cristóbal situada junto a las ruinas de un castillo, entre el barrio de Arriba y el de Abajo está la Escuela.

 

Casas de Bafaluy; l'Abadia, Alférez, Castellano, Marco, La Pepa, Sebastián, Tomeu, l'Obago, Collada y Chironi, en la parte baja de este conjunto de casas está la Escuela y la iglesia dedicada a San Martín.

 

Casas de Centenera; Ambrosio, l'Arbañil, Ballarin, Castillón, Coscolla, Juan, El Maestro, Martín, El Molino, Morillo, Mur, Oliva, Pallargüelo, Pascual, Rami, Sastre d'Abajo, Sastre d'Arriba, Sastre del Cabo, Torres y Francho, la iglesia está consagrada a San Juan Bautista, junto a ella estaba l'Abadia y la Escuela.

 

Casas de Erdao; l'Abadia, Antoni, Casero, Chorchi, Ferreras, Fumanal, El Grado, Nogueras, Puycontor, Pumarte, Rami, La Romana, Ruata y La Turma, la iglesia parroquial dedicada a San Cristóbal y junto a ella se encuentra l'Abadia.

 

Casas de Torruella; l'Abadia, Barrabés, Bernat, Bringué, Costa, Felip, Ferrero, Jorge, Mariano, Nuguero, Ramón y Sarrau, la iglesia está consagrada a San Martín.

 

Casas de La Corona; Costa, Paul, Ramunchuán y Soltero, estas casas pertenecían a Santa Liestra, teniendo una ermita dedicada a Santiago Apóstol celebrando la fiesta mayor en su honor el 25 de Julio. Siendo también romeros junto a los pueblos descritos a las romerías de la Virgen de los Baños y Las Reliquias de Fantova.

 

La Puebla de Fantova se funda en la Edad Media por gentes procedentes de la cercana población de Fantova que huyen del señor feudal, y es llamada así por la Carta Pobla otorgada por el rey (siglos XIV -- XV). La Puebla fué pedanía de Fantova hasta 1495, forma Ayuntamiento con Fantova desde 1834 hasta finales del siglo XIX relevándose a la vez la capital del municipio e incluyendo a Centenera.

 

El año 960, el obispo de Roda Odisendo, hijo de los condes de Ribagorza, Ramón y Garsenda consagran la iglesia de Santa Cecilia, de estilo románico lombardo, conocida como "Las Reliquias". En el mes de Mayo se celebra una romería donde se exponen las reliquias, antiguamente era un acontecimiento en toda la comarca ya que como tal romería congregaba gentes de Bellestar, Benavente, Las Ventas además de los pueblos de alrededor de Fantova. Se celebra misa en la iglesia de Santa Cecilia y se realiza una procesión con la arqueta que contiene las reliquias. Tiempo atrás las tres llaves de la arqueta eran custodiadas en pueblos diferentes, de tal manera que el día de la romería se traían para poder abrirla. Una vez abierta el cura va nombrando una a una las reliquias diciendo a quién pertenecen. Tras la procesión se reparte entre los asistentes, torta y vino. Y como en toda romería se celebra una comida popular a los pies del castillo. Tras la comida se suele bajar al pueblo para continuar la fiesta con pasacalles amenizado con una charanga.

 

 

Cosme  Castán  Campo