LA TRONCA DE NAVIDAD

La tronca de Navidad, se le llama a un trozo de tronco al que se le atribuyen virtudes tan sorprendentes como milagrosas, es quizá la tradición pagana más antigua de cuantas han sobrevivido dentro del conjunto de las fiestas navideñas. Hace apenas medio siglo, la tronca aún estaba rodeada de bellos ceremoniales y asociada a creencias que se habían transmitido de padres a hijos desde cientos de años atrás, pero hoy, después de la desintegración de las comunidades rurales y la pérdida de sus culturas locales en favor de la uniformizante cultura de masas de la sociedad industrial, esta tradición se ha desvirtuado casi por completo.


Cinco décadas atrás, en la zonas rurales no podía concebirse una Navidad sin celebrar el ritual del encendido de la tronca estando toda la familia reunida alrededor de la chimenea, pero en las ciudades fue perdiéndose la costumbre -- ya que las casas no solían tener hogares de leña -- o se transformó en una especie de fiesta infantil en la que se usaba un tronco vaciado por dentro, que no se quemaba y que, pasada la celebración, se tiraba o escondía hasta el año siguiente. Con lamentable pragmatismo, en no pocos hogares urbanos se llegó a substituir el leño tradicional por una caja de madera que, a modo de tronca, recibía los nuevos cuidados que diremos a continuación, para darle algún sentido a la citada y muy transformada fiesta infantil, que nada tiene que ver con los rituales originarios de la tronca.

En su versión actual, la tronca ha quedado reducida a un tronco ahuecado -- o una corteza de alcornoque o una caja de madera -- que, tras haber sido convenientemente abrigada -- con una manta, cortina o trapo en desuso, "para que no se resfríe"-- y alimentada por los mas pequeños de la casa donde se ha instalado (preferentemente junto a una chimenea de leña, aunque, en su defecto, se suele colocar en un rincón de la cocina o del comedor), acaba cagando dulces y juguetes, durante la Nochebuena, cuando lo críos se lo piden a bastonazo limpio.

Los ritos festivos alrededor de la tronca de Navidad han sido una práctica ancestral en muy diversas zonas geográficas, entre las que cabe destacar, además de Aragón y Cataluña, toda la franja pirenaica española, Andalucía, Mallorca, Francia, Gran Bretaña, Alemania y algunos países eslavos.

Así, por ejemplo, en Guipúzcoa, la noche de Navidad, ha sido tradicional poner en el fuego del hogar el Olentzero-emborra o tronco de Olentzero, un personaje que, según la creencia popular, baja por la chimenea de las casas, para calentarse junto al tronco navideño cuando los niños ya se han ido a dormir; en lugares como Andoain, a la vigilia de Navidad se la denominaba el "día del Olentzero".

En Navarra, lo propio era colocar en el hogar de leña dos o más troncos gruesos denominados baztarrekos o "baztarrekos de Nochebuena".

En la mayoría de pueblos del Alto Aragón en Nocebuena se encendía la "tronca de Navidad", en Campo a pesar de ser un pueblo de reciente fundación, es de los pocos que aún conservan tradiciones tan ancestrales como La Fogata de Navidad, La Tronca, el Carnaval y otras, todas ellas relacionadas con el Solsticio hiemal. Si conocemos el origen y significado de estas tradiciones, pienso que además de entender su representación, nos motivaremos mas y mejor para conservarlas. La lógica explicación del porque se siguen haciendo en Campo, es sin duda el haber sido transmitidas por las gentes asentadas en la comarca del Ball Axén, y a través del antiguo centro de culto al Sol, en el que los comarcanos  realizaban entre otros actos los fuegos solstíciales, en la puerta de dicho centro (situado en la iglesia de Campo que conocemos hoy, antes de sus modificaciones, antiguamente era una nave de cañón con la puerta de entrada en el poniente y el altar de celebración orientado) hoy tras varias transformaciones convertido en Iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. En este informe irán aflorando los significados relacionados con estas bonitas costumbres ancestrales, que afortunadamente seguimos haciendo, a pesar de no saber muy bien el porqué de su origen  ni su significado.

En lugares como Gistaín el "tizón de Navidad", que solía ser de tan gran tamaño que se precisaban dos bueyes para arrastrarlo desde el bosque hasta la cocina de la casa (cocina aragonesa, el tamaño de la tronca está relacionado con ese antiguo dicho que reza "tizón verdadero de Nochebuena a febrero". En otras regiones españolas se le ha denominado "nochebueno", y generalmente era de roble, salvo excepciones como en Mallorca que era de olivo.

En la Provenza francesa se practicaba la bendición de "lou cacho-fio", que solía ser un tronco de árbol frutal; la tradición exigía que las cenizas de los troncos de Navidad, ya fueran de roble o frutales, fueran recogidas y empleadas con el fin de aprovechar su poder mágico; mezcladas con los remedios, los convertía en mas eficaces; esparcidas por los establos, gallineros y caballerizas, preservaban a los animales de enfermedades; espolvoreadas sobre armarios, sillas y camas protegían del fuego; cuando alguien de la casa enfermaba, se le ponía una pequeña bolsa de ceniza debajo de la almohada, a modo de amuleto protector; antiguamente la ropa se blanqueaba con ceniza, las cenizas de la tronca, eran de uso obligado para blanquear las ropas de un recién nacido o vestido de una novia; el mantel de la fiesta mayor así como el de fiestas señaladas como Nochebuena, Navidad y otras que también debía blanquearse con ceniza de la tronca, en la creencia de estar infundiendo con ello salud, suerte, felicidad y toda clase de buenos augurios, a todos en general y a la casa en particular. (el nombre de "la casa" es una palabra que lleva implícita tanto, personas, animales, edificios como fincas y huertos, es decir, todo lo perteneciente a la casa). 

Unas propiedades tan maravillosas como las atribuidas a las brasas del "kef Nedelek" (tronco de Navidad) bretón, o a las del grueso "chouque" normando.

Un viejo texto del año 1597, escrito por un estudiante valón que preparaba su doctorado en medicina en Montpellier, ha conservado una descripción del ritual de la tronca tan completa e importante como la que sigue:

"El 24 de diciembre, al atardecer de la víspera de Navidad, se coloca un gran tronco de madera sobre los morrillos en la chimenea, reuniéndose en torno a ésta toda la familia, con el propósito de bendecir la tronca antes de su encendido (antiguamente se encendía con un leño que traían prendido del fuego "comunal", en Campo la "Fogata de Navidad") generalmente el más joven de la casa debe tener en la mano derecha una pequeña jarra de vino (procedente de la barrica donde está el vino fundacional de la casa), un trozo de pan y un poco de sal, y en la mano izquierda una vela encendida. Entonces, todos los muchachos y hombres se descubren la cabeza y el más joven de todos, o su padre en su nombre, habla así, al tiempo que a modo de bendición vierte el vino y la sal, trazando una serie de cruces sobre la tronca:

"Por todas partes por donde el dueño de la casa va y viene/ que Dios conceda mucho bien/ Y ningún mal/ Y que Dios conceda mujeres que tengan hijos/ Cabras que tengan cabritos/ Ovejas que tengan corderitos/ Yeguas que paran/ Gatas que tengan gatitos/ Ratas que tengan ratoncitos/ Y nada de mal, sino mucho bien/. En esta zona de pirineo también, y entre otras, siempre haciendo cruces sobre la tronca, se decía; /Buen tizón, buen varón/ Que Dios nos dé su bendición/ Buena Casa buena brasa/ Que Dios bendiga a los amos de esta casa/. Son muchas mas las frases que se rezaban en la bendición de la tronca, todas ellas a modo de ruego para afrontar el nuevo año, y también muy repetida la de los buenos deseos hacia el amo y la dueña de la casa. Hay una de estas oraciones, que su procedencia es de Escalona, que dice así: Tizón de Navidat/Tu yes o tronco d`a casa/por ixo yo bendizco/con vin esta troncada/En nombre de Dios y o nino/que baixa ta la terra/ta que ta ista casa traigas/a felicidat mas plena/O primer trallo ta Tú/porque Tú tot lo navegas/O segundo por nusatros/que nos de salut a espuertas/O tercero ta que nieve/y se crien as cosechas/O cuarto ta que as arreses/no se disgracien ni mueran/Y o quinto ta que a Paz/nos espante toda guerra".

"Se dice que un carbón ardiendo, del tronco navideño, no puede atravesar un mantel de mesa si se lo coloca encima. Ellos guardan cuidadosamente el carbón durante todo el año, por considerarlo una especie de amuleto protector, similar a las propiedades comentadas sobre la ceniza. Cuando todo el ritual de bendición esta terminado, (en Campo muy antiguamente, es decir desde su fundación hasta 1570 que se construye la torre de la Iglesia, haciendo la puerta de entrada por el sur. Estas reformas en la Iglesia, serán las que hagan se traslade el fuego comunal o "fogata"a la plaza mayor, y con ello se empiezan a perder varios de los rituales que conlleva el fuego solsticial) se procede al encendido de la tronca, como se ha dicho, trayendo un leño encendido de la fogata, una vez prendida la tronca, la familia toma una gran colación cuyas viandas cambian según las costumbres de cada pueblo (en Campo desde mi acordanza es típico el cardo con bacalao, y los pastillos de nuez), también era muy tradicional de Nochebuena el beber con los postres y dulces un poco de vino de la misma barrica que emplearon para la bendición (este vino solo se consumía en las grandes celebraciones  de la casa, ya que con ello establecían una especie de comunión con sus antepasados), terminada la cena se deja la mesa con el mantel puesto durante toda la noche  se coloca debajo un vaso de vino lleno hasta la mitad, pan, sal y un cuchillo".

Este tronco de Navidad, en Francia conocido en esos días como tréfoné - la palabra tréfons significa subsuelo, por lo que la denominación de la tronca hace alusión a la fertilidad y prosperidad que se espera de ella, puesto que, desde tiempo inmemorial, la abundancia está ligada a las potencias divinas que rigen el subsuelo -, procedía de un árbol frutal (los mas abundantes en la región) y debía ser lo suficientemente grueso para poder arder durante tres días enteros, o incluso durar las doce jornadas del ciclo navideño, con el fin de adquirir sus propiedades mágicas.

Parecida función y poder mágico tenían los restos calcinados de los troncos quemados por los ingleses durante la vigilia de Navidad. Tras un ritual en el que se encendían las enormes "velas de Navidad", destinadas a "transformar la noche en día", se prendía fuego a un tronco con ayuda de un trozo de la tronca del año anterior, que se había guardado con el fin de aprovechar su poder para proteger a los habitantes de la casa contra los daños procedentes de rayos, incendios y del mismísimo diablo.

En Alemania central, hasta mediados del siglo XIX, el Christbrand o tronca de Navidad era un grueso tronco de roble que se colocaba en el fondo del hogar para que ardiera lentamente durante todo el año, hasta la Navidad siguiente, fecha en que se picaban los restos carbonizados y se esparcían por los campos con el objetivo de hacer crecer los sembrados más vigorosamente; a esa tronca, obviamente, también se le atribuían poderes protectores, contra rayos, incendios y demás desgracias temidas por los campesinos.

Hasta principios del siglo XX, buena parte de los pueblos eslavos aún celebraban un complicado ritual que empezaba al alba dela víspera de Navidad, cuando se iba al bosque a talar un roble joven, del que se hacía la tronca, y acababa con la comida ritual del día de Navidad, en la que toda la familia se reunía en torno al mágico tronco ardiendo en el hogar.

Este viejo rito doméstico se ha convertido en unos momentos de ocio, alegría y expansión infantil y familiar, conservando de todas maneras algún elemento mítico bien arcaico, tanto en el país vasco-navarro, como en todo el Alto Aragón. La consagración y encendido de la tronca de Navidad ofrecía, hasta hace poco, todo el simbolismo arcaico, respetuoso y sagrado, de un rito casero de tradición antiquísima, muy emparentado con el mismo ritual observado en la Provenza, la Bretaña, Alemania, Inglaterra, países eslavos meridionales, etc.